viernes, 14 de junio de 2013

La peor etapa... la última (por ahora)

El penúltimo día (Fisterra):

Amanece en el fin del mundo... que no es poco.

Ha sido un acierto quedarse una noche aquí y un regalo impagable el buen tiempo que acompaña. He dado un último paseo con mi compañera hasta el faro para ver los acantilados de ahí a la luz del día y respirar el aire de ese trocito de fin del mundo una última vez... Es precioso ver el pueblo despertárse poco a poco, con sus pescadores, el mercadillo, los peregrinos descansando y tomando café al sol... un sol que lo vuelve todo mágico.

Después de una comida en buena compañía y con buenas risas, con 2 peregrinos que he vuelto a encontrarme por casualidad, tocaba el viaje de vuelta a Santiago, esta vez en autobús (previsto para bicis), viaje que también se ha hecho más ameno ya que me acompañaba uno de los peregrinos con el que he ido coincidiendo días antes en el camino y que también regresaba (un abrazo peregrino! ;-D).  

La vuelta a la gran ciudad me ha dejado descolocada durante un buen rato...

Me he tenido que despedir de mi mejor compañera... ciao bambina! :-(
Alguién que no es ciclista a lo mejor no lo entenderá del todo, pero después de un viaje así, tu bici llega a formar parte de ti y cuesta despedirse... un diez para Bicigrino.com y un millón de gracias a Tomás!


El último día (Santiago):

Este último día tocaba una visita más cultural a la ciudad, empezando por un desayuno que te vuelve a llenar de alegría y risas: en un bar alejado y sin terraza dónde lo último que piensas es encontrarte con un turista, de repente veo entrar a mis ídolos holandeses con los que fui coincidiendo pero muuuuuucho atrás, ahí por Leon o incluso mucho antes. Las casualidades de la vida son momentos únicos!

Luego tocaba ir a la misa del peregrino... No soy practicante, pero todo hay que decirlo: ha sido impresionante! Muchas caras conocidas y sonrisas, increíble volver a ver a gente con la que uno ha ido coincidiendo a lo largo del camino, ver tantos abrazos y lágrimas de alegría; una misa en 5 idiomas por lo menos y como punto final "el botafumero" que empieza a balancearse por encima de todas las cabezas... que pasada! 

A continuación muchos se han reunido en la plaza de la catedral porque coincidía con la visita del príncipe y futuro emperador japonés para el cual habían organizado una orquesta de gaiteros... una maravilla como sonaba aquello!

Ahí he visto a muchas más caras conocidas, o más bien ellos me reconocían a mi por los puntos en mi barbilla ;-), por ejemplo un chico alemán con el que coincidí en una terraza en medio de la nada justo antes de mi caida, y por supuesto me he vuelto a cruzar con Els y Toon, mis ídolos holandeses, que buena gente!

Y finalmente llegó el peor momento... la vuelta a casa, a la realidad... ya hecho de menos el pedaleo, los paisajes, los peregrinos y bicigrinos... El Camino.

En el aeropuerto de Santiago conocí a una pareja de ciclistas muy maja de Málaga (ya haremos una rutilla juntos eh! ;-)), y ya una vez en tierra en el aeropuerto de Málaga anoche pude desearles a varios peregrinos (fácilmente reconocibles) un último "buen camino"...

Ha sido una aventura y experiencia inolvidable y altamente recomendable... pero esto no es el fin, si no el comienzo de algo grande que sin duda continuará...